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Nadal reconquista París para conseguir su quinto

Rafa Nadal se proclamó por quinta vez campeón de Roland Garros tras doblegar en la final del 2010 a Robin Soderling. El balear, que se tomó cumplida venganza de su derrota ante el sueco en los octavos de final del año pasado, recibe con este triunfo una recompensa doble, ya que además de una nueva réplica de la Copa de los Mosqueteros por colocar en sus vitrinas recupera el número 1 del mundo que perdiera el año pasado en favor de Roger Federer.

Rafa Nadal se impuso al sueco Robin Soderling por un marcador global de 6-4, 6-2 y 6-3 tras dos horas y dieciocho minutos de juego en un choque disputado en una Philippe Chatrier abarrotada para la ocasión. Si aún quedaban dudas que Nadal está de vuelta, después de este Roland Garros se han disipado. Ver emocionado a Rafa Nadal sobre la arcilla parisina tras conseguir el punto que le daba la victoria en París da idea de la calidad profesional y humana que tiene este tenista, que ha sufrido para llegar hasta donde está, en lo más alto del tenis mundial. El partido, en líneas generales, se convirtió según el guión previsto en el cajón de Nadal, que supo leer a la perfección el mismo para acabar ganando de forma autoritaria el torneo sin ceder un solo set. El primer set se consumió en 55 minutos y cayó en manos de un Nadal que supo aprovechar sus opciones al resto. Después de unos primeros juegos de tanteo, donde ambos tenistas pusieron en juego la mejor versión de sus servicios, fue Rafa quien rompió la balanza a su favor. Comenzó a jugar con precisión sobre el revés de Soderling para llevar la iniciativa del punto, golpeó dentro de la pista para poner presión a su rival y tiró de un repertorio de drives con el que consiguió los puntos más importantes. Por ejemplo, el que le dio el break en el quinto juego. Una ruptura que, administrada a la perfección por el balear, le fue suficiente para solucionar el primer acto.

Philippe Chatrier
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